domingo, 19 de febrero de 2012

<iframe width="640" height="480" src="http://www.youtube.com/embed/fzEb4WEqDZM" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Aprendemos en la responsabilidad de guiar nuestra libertad con la persona toda, la cabeza, el corazón, la voluntad, los sentimientos, el alma, el cuerpo, las vivencias... somos uno, dotado de una energía y destino en la vida, en toda vida, siempre.
Nos comparamos amenudo para justificar nuestra inactividad, nuestra hiperactividad, nuestro abandono del corazón en manos de todos o en nuestro propio provecho, que nunca es tal. Y vemos las vidas de otros sentados en primera fila, mientras desgastamos la nuestra... por abandono. Aceptemos la persona que somos, cojamos las riendas y afrontemos las circunstancias con valentía, entrega, coraje, constancia, esfuerzo, ilusión.... aprendiendo de los demás pero viviendo nuestra vida, aportando ese trocito de universo acabado que somos, insustituíbles.
Siempre hay premio, la felicidad, la vida lograda.

Despedidas...Encuentros

Hemos estado con la familia este fin de semana. Sólo dos días. Pero cuántas horas compartidas en las que se vuelven a activar esos lazos invisibles que siempre permanecen. Se renuevan los recuerdos y las horas de vuelo de forma que la despedida se vuelve dolorosa. Cómo necesitamos a las personas que queremos, y las necesitamos cerca. Nos dan seguridad y nos ayudan a ser felices. Es tan sencillo...
La distancia a veces dificulta esos encuentros y los intervalos que transcurren entre unos y otros se viven lentos al principio pero ágiles en su transcurso. Sin embargo cuando la visita ha tenido lugar esos vínculos misteriosos que no podemos ver pero que nos unen a los nuestros, resurgen con especial fuerza, de forma que la despedida vuelve a doler y el tiempo vuelve a su devenir lento, aparatoso, denso y espeso.
Queda la esperanza de otro encuentro, la ilusión no de que pase rápido el tiempo, sino de que esté lleno, pleno de vida para comunicarla en el siguiente abrazo, charla...
Despedidas y encuentros atesoran nuestra vida, que entreguemos y recojamos, que aceptemos y renunciemos, que compartamos y nos enriquezcamos, que amemos y esperemos, que recordemos y nos esforcemos en volver, siempre volver... a amar.

miércoles, 1 de febrero de 2012

El trabajo de las madres

No nos han formado para este trabajo, sí quizá informado. Conoces experiencias de otras madres, amigas, familiares... Primero conoces y amas a tu propia madre, lo que ocurre es que le das el Título de Madre normalmente cuando tú misma lo has llegado a ser. Por ese motivo no disfrutas como hija de tu madre sino más bien como madre hija de tu madre, y ese primer epíteto nubla un poco el goce del segundo. No se si me he explicado bien. Yo, ahora que ejerzo mi maternidad pienso a menudo en la de mi madre, y me hubiera gustado disfrutarla más, valorarla más mientras vivía con ella. Ahora, en la distancia, nos une sobre todo el quehacer compartido y esa admiración con la respiración contenida al recordar tantos momentos...

Creo que las mamás nos dedicamos principalmente a leer caras. Es labor indefectiblemente nuestra el vislumbrar los estados interiores y actuar en consecuencia. Dicen que los ojos son el espejo del alma, pero la cara toda, con sus luces y sombras, con sus muecas, contoneos de boca, aleteos de nariz, suspiros que suben a las cejas y descienden al rictus... declaran tantos más haberes en el sentir y en el pensar. La posición misma desde la cual se mira o no, la inclinación de la cabeza, la forma de respirar... Y es que es de esta manera desde que llegan a nuestra "casita de bebés" como le digo a mi hija hablando de mi vientre. Ya imaginas su carita, pero cuando la ves la primera vez y la besas rastreas con amor todos los signos de bienestar o malestar que pudieras encontrar.

Descubrimos a nuestros hijos, a nuestro marido y, por deformación profesional a todo el que se nos coloca en nuestro camino. No podemos dejar de ser madres ni un segundo. El entrenamiento en saber qué se espera de nosotras, en qué podemos hacer felices a los nuestros nos coloca en una posición de salida aventajada. Es la pole de la carrera de la vida. Vamos por delante oteando y preparando el camino, deteniéndonos a cada sentir de nuestra familia. Es labor de amor, abnegación y responsabilidad nuestra.

domingo, 22 de enero de 2012

Globos

Esta tarde de domingo hemos estado con los peques comiendo en un restaurante familiar. Amablemente nos han ofrecido unos globos antes de marcharnos, de esos que se sujetan solos, que vuelan. Los hemos paseado por el parque entre toboganes, columpios y tropezones. Pero al experimentar con uno de ellos (uno de mis hijos quería saber si pesaba más el globo o la piedrecita que había cogido del suelo) el globo ha tenido a bien salir volando... alto, alto.... Nos quedamos ensimismados viendo cómo asciende sacudiendo de forma simpática la cuerdecita que lo unía a la mano de mi nene. ¡Qué triste se ha quedado! Ya no volveré a verlo nunca más, me ha dicho con su carita de pena. Sin embargo enseguida se nos ha ocurrido aprovechar la ocasión para pensar que le mandamos el globo al abuelo que ya está en el cielo. ¿Le habrá llegado ya? ¡Qué lástima no poner "te queremos mucho abuelito"...!
Los niños tienen presente la persona que les quiere, aunque ésta haya fallecido, y se les ocurre con los hechos más nimios recordarla e incluirla en el día a día. Los mayores podemos enviar esos "globos" al cielo con nuestros pensamientos, deseos del corazón. Y suben. Y llegan.


Saludo inicial

Buenas tardes. Bullen cada día pequeñas minucias del diario hacer, considerar, planear... que se quedan "cogidas con pinzas" en el alma de una... Observar los perfiles y pulir hasta conseguir discernir el núcleo... y saberse lleno de este regalo de la vida. Labor inacabable, preciosa, agotadora, dormida a veces pero siempre interesante y redonda. Mirar, aprehender la vida y agradecer.