domingo, 19 de febrero de 2012

Despedidas...Encuentros

Hemos estado con la familia este fin de semana. Sólo dos días. Pero cuántas horas compartidas en las que se vuelven a activar esos lazos invisibles que siempre permanecen. Se renuevan los recuerdos y las horas de vuelo de forma que la despedida se vuelve dolorosa. Cómo necesitamos a las personas que queremos, y las necesitamos cerca. Nos dan seguridad y nos ayudan a ser felices. Es tan sencillo...
La distancia a veces dificulta esos encuentros y los intervalos que transcurren entre unos y otros se viven lentos al principio pero ágiles en su transcurso. Sin embargo cuando la visita ha tenido lugar esos vínculos misteriosos que no podemos ver pero que nos unen a los nuestros, resurgen con especial fuerza, de forma que la despedida vuelve a doler y el tiempo vuelve a su devenir lento, aparatoso, denso y espeso.
Queda la esperanza de otro encuentro, la ilusión no de que pase rápido el tiempo, sino de que esté lleno, pleno de vida para comunicarla en el siguiente abrazo, charla...
Despedidas y encuentros atesoran nuestra vida, que entreguemos y recojamos, que aceptemos y renunciemos, que compartamos y nos enriquezcamos, que amemos y esperemos, que recordemos y nos esforcemos en volver, siempre volver... a amar.

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